jueves, 25 de junio de 2009

Con el alma partía. ¡Pelillos a la mar!


A pesar que por estas fechas siempre vuelve al convento la alegría, pues pronto llega de Santiago y Santa Ana el día, yo ahora tengo el alma partía. Debería sólo pensar en la procesión que mis devotos por el monte me hacen ese día; pero el alma tengo en un puño encogía, pues resulta que dividía tengo a toda la feligresía.
Unos sostienen que en el Príncipe Felipe hay de nivel la tira. Otros que en sus alumnos el egoísmo fomenta, cada cual va alo suyo mientras a ningún compañero mira... Que esto semilla de xenofobia y racismo, que aquello es envidia. Que unos padres en la Consejería han pedido, que mi Concejala del Consejo de escolarización ha dimitido… Unos padres tan contentos, los otros tan ofendidos. Cuentas por colegios de niños inmigrantes, AMPAS que desmienten… Si educar debe ser: para la vida preparar, al niño hacer feliz, enseñarle a compartir o en sus aulas la multiculturalidad vivir…
Este lío, este embrollo mi mente ya no puede dilucidar, yo que pensaba que una nueva aula era cosa de celebrar.
Para mi que en esto, la política anda enreda, pues hijos míos los políticos en algo se han de diferenciar y para entretenerse, no dejan de enredar. Olvidar los tiquis miquis que nada en la educación bienen a aportar y lo mejor para vuestros hijos pensar. Pues la única verdad es que acertados o equivocados vosotros, sus padres, al colegio pedido a vuestros hijos podáis llevar. Lo de más ¡Hijos míos! Lo demás… ¡Pelillos a la mar.!

miércoles, 3 de junio de 2009

Hemos perdido la cabeza

Ayer vino a visitarme Josefa, una abuela jumillana, devota mía de toda la vida. Ella es de esas mujeres jumillanas sacrificadas que siempre a arrimado el hombro a la economía familiar, hasta el punto que muchos años en su casa, han brincado la escasez, el apedreo de las cosechas y las estrecheces con los huevos, quesos, pollos, hortaliza y las pesetillas derivadas de la venta de todo ello. Siempre fue una mujer que no le importó arremangarse y hasta echar una mano a meter la paja, vendimiar, escardar o le que hubiera menester en lel acmpo.
En estos años ha criado con su sacrificio y el de su marido a sus tres hijos, y ahora, a la vejez, comienza a disfrutar del merecido descanso. Sus hijos, gente trabajadora como sus padres, están todos bien colocados o con su pequeño negocio y sus nietos van siendo mayorcitos.
Mi devota abuela, se ha volcado como nadie con los nietos y no ha pasado cumpleaños, comunión o santo de estos sin que la abuela se gaste una paga de pensión en el regalo pensando aquello de que no tengan que pasar la calamidad que hemos pasado”. De ahí que los nietos no les haya faltado ningún capricho. Ayer cuando la vi de rodillas ante mi, me asustó, pues lo primero que pensé fue que a Pedro, su marido, le había dado otro achuchón pulmonar (siempre fumó como un carretero), sin embargo para mi sorpresa me espetó: “Abuelita que Alicia, mi nieta, apruebe la selectividad”
¡Santo Dios, estamos todos locos o hemos perdido la cabeza! Exclame para mis adentros conteniendo mi sorpresa. Alicia no es una mala zagalita; pero esta de un mal cria… Para que contarles, la moza en cuestión, en la edad del pavo, no hace sino pasear los libros y zanganear con los nenicos, y no le falta ningún capricho; pero estudiar, estudiar… yo creo que no sabe todavía abrir un libro. Me contuve y mordí la lengua, guardándome las ganas de decirle: yo intercedo para hacer milagros, no imposibles, más vale que le enseñaras a tu nieta algo sobre el trabajo, esfuerzo y sacrificio que tu has practicado junto a tu marido y tus hijos toda la vida.